Fuente: Civilización y Barbarie
Hay quienes se horrorizan y acusan; hay quienes se sorprenden gratamente de la reacción sostenida de los alumnos de la escuelas públicas que piden, simplemente, condiciones dignas para hacer lo han ido a hacer a ese espacio: estudiar.
A mí sorprende bien esta reacción y aún más me sorprende el lenguaje articulado, convincente e intransigente de quienes padecieron en estos últimos años la mala educación impartida desde esos espacios, o al menos, una educación intermitente y algo vacua. Los hijos de la crisis 2001 retoman los modos de lucha de aquéllos días donde todo se hundía pero también donde todo era posible de cambiar. Ellos son el recuerdo vivo de aquellos años y de una brecha que se abrió para cerrarse rápidamente y volver a los mismo: el simulacro de la democracia. Vivir a pleno la adolescencia es también saber cómo luchar por los ideales que aquí no son más que derechos adquiridos que no se respetan. Entre tanto marasmo, a mí estos pibes, que trabajan desde la puerta de sus escuelas, me dan esperanzas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario